Actualmente, los médicos están atendiendo a niños y adolescentes con síntomas y condiciones típicas de los adultos debido a su sobrepeso. Desde hipertensión, colesterol alto y diabetes tipo 2, hasta enfermedades cardiovasculares.
El sobrepeso y la obesidad infantil es un problema de salud ya que es un factor de gran peso al momento de estimar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, alta presión arterial y colesterol. Cada vez son más los pacientes pediátricos que llegan con problemas de intolerancia a la glucosa y colesterol alto como resultado de los malos hábitos de alimentación y un estilo de vida sedentario.
El problema de sobrepeso esta catalogado como la epidemia del siglo XXI, opinan muchos doctores. Los cambios en los estilos de vida son la razón principal de esa situación. La combinación de sedentarismo con la “conveniencia” de las comidas rápidas, los juegos pasivos y el temor de salir a la calle (niños cuyos padres están trabajando fuera, que se mezcla con la alta incidencia criminal) son los factores mas importantes.
Otra cosa que debemos hacer es eliminar el mito de que los chicos con cachetes “coloraos” y “baby fat” están saludables. También debemos eliminar la presión que le imponemos a los niños de que se tienen que comer todo lo que está en el plato y recompensar su buena disciplina con comidas de ‘fast food’ o dulces. Debido a esto estamos programándolos desde chiquitos a que cuando se sienten bien lo asocien con comida y cuando se sienten frustrados igualmente y en vez enfatizar que los buenos hábitos alimentarios comienzan desde la casa. De hecho, los padres deben ser los primeros en evaluar su peso y salud para que el plan de mejorar los hábitos de alimentación sea un proyecto familiar.
Tal y como advirtió recientemente el Registro Nacional de Control de Peso de Estados Unidos, la epidemia de la obesidad no se terminará simplemente porque la gente cambie de la leche entera a la descremada. Se necesita sustancialmente bajar las calorías e impulsar la actividad física para tener un peso saludable y conservarlo una vez que se ha conseguido.
Otro de los problemas, es que no hay una clase de nutrición en las escuelas y los niños no aprenden a comer una comida balanceada.
Las probabilidades de que un niño obeso o con sobrepeso lo continúe siendo aún de adulto son muy reales. De ahí la importancia, enfatizan los profesionales de la salud, que la familia aprenda a mantener estilos de vida saludables para minimizar el riesgo.
Por eso las familias deben orientarse y educarse para que las responsabilidades profesionales diarias y las presiones laborales no sean una excusa para no comer bien.
Aqui varias recomendaciones para los adultos:
• Planifiques sus comidas con anticipación.
• Saques primero el tiempo para ejercitarse y preparar sus alimentos y luego lo demás.
• Lleve meriendas adicionales para el momento de recogerlos en el cuido extendido o antes de sus prácticas deportivas. Esto evitara el deseo de desviarse a un restaurante de comida rápida, a la vez que fomentas niveles de azúcar saludables.
• Ponga límites al tiempo que los niños practican con videojuegos y utilize como recompensa llevarlos a actividades al aire libre.
La escuela y los ejercicios
La educación física, han señalado los científicos, debería ser más valorada en las escuelas. De la misma forma, investigadores de la Universidad de Harvard han recomendado que los recreos deberían ser más largos y que deberían aprovecharse los momentos después del horario escolar para actividades que pongan a los chicos en movimiento.
Cambios que pueden ayudar
1. Envíe meriendas nutritivas.
2. No auspicie establecimientos de comida rápida que no ofrezcan alternativas bajas en calorías (la mayoría ha incluido estas alternativas en sus menús por la presión y énfasis a el problema de la obesidad).
3. Ojo, si escoge un menú “bajo en calorías” y le añade mayonesa o margarina ya cambia el contenido calórico.
4. Controle el tiempo de TV y juegos pasivos. Busque juegos que estimulen el movimiento.
5. Hable con los cuidadores de sus hijos sobre lo que no desea que coman. Recuérdeles que darle alimentos de más es como ofrecerle el medicamento incorrecto (esto les impacta y les hace reflexionar).
6. Realize actividades en familia, caminatas juegos, etc.
7. Establezca metas reales, tal vez no perder peso, pero no ganarlo.
8. Busque ayuda profesional, con un pediatra o dietista licenciado y en programa de ejercicios para niños.
miércoles, 31 de marzo de 2010
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